Estados Unidos recuerda el martes el
undécimo aniversario de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en
Nueva York y Washington, los más sangrientos de su historia, con un
saldo de unos 3.000 muertos, en un acto marcado por la cercanía de las
elecciones presidenciales.
Si en 2011 la ceremonia en el sitio donde
se levantaban las Torres Gemelas contó con la presencia del presidente
Barack Obama, en medio del impacto por el décimo aniversario de los
ataques y la eliminación de Osama bin Laden en mayo de ese año, en esta
ocasión el acto tiene un perfil mucho más bajo.
El jefe de Estado y su esposa Michelle
Obama recordarán la tragedia en Washington con un minuto de silencio en
la Casa Blanca y una visita al Pentágono, donde se estrelló uno de los
cuatro aviones secuestrados por miembros de la red terrorista Al Qaida
en la mañana del 11 de septiembre.
Tras las convenciones demócrata y
republicana, en las que fueron designados oficialmente los dos
candidatos para los comicios presidenciales del 6 de noviembre, Estados
Unidos ha entrado en campaña electoral.
Ante sondeos que los muestran muy parejos,
ambos postulantes, el demócrata Obama y el republicano Mitt Romney,
recorren el país concentrándose en los estados indecisos, que sin dudas
resolverán las elecciones para uno u otro lado.
Siguiendo con las conmemoraciones del
martes, el vicepresidente Joe Biden viajará a Shanksville (Pennsylvania,
este) para rendir homenaje a las víctimas del vuelo 93 de United
Airlines, que cayó cerca de ese pueblo luego de que pasajeros y
tripulación se rebelasen contra los secuestradores.
En Nueva York, en tanto, donde dos aviones
se estrellaron contra las Torres Gemelas del World Trade Center (WTC),
dejando unos 3.000 muertos, la ceremonia tendrá lugar en el National
September 11 Memorial Plaza, inaugurado el año pasado en el lugar de los
ataques en el sur de Manhattan.
Como viene ocurriendo desde el primer
aniversario, familiares de las víctimas leerán en orden alfabético los
nombres de las personas fallecidas en los ataques de 2001 así como de
los 6 muertos en el atentado contra el WTC en 1993.
Habrá seis minutos de silencio, dos para
marcar los momentos en que los aviones se estrellaron contra las torres,
dos para recordar el derrumbe de éstas y otros dos para marcar el
momento del ataque al Pentágono y la caída del vuelo en Shaksville.
El alcalde de Nueva York, Michael
Bloomberg, encabezará la ceremonia, aunque no hay ningún discurso
previsto, indicaron el lunes a la AFP fuentes del ayuntamiento.
A medida que los años pasan, crece además
la tensión entre las familias de las víctimas, que ven al memorial de
Manhattan como un “lugar sagrado”, y el gran público, que se muestra
cada vez más dispuesto a dar vuelta a la página.
La policía, los agentes de seguridad y los
guias voluntarios se encargan de vigilar el respeto estricto de las
reglas de buena conducta en ese espacio arbolado, donde se construyeron
dos enormes piletones negros (para cada uno de los cimientos de las
Torres Gemelas) en cuyos bordes están labrados los nombres de las
víctimas.
Las medidas de seguridad buscan combatir a
lo que los familiares de los fallecidos ven como una falta de respeto,
por ejemplo el hecho de que algunos visitantes hagan un picnic en el
predio.
En junio pasado, en un incidente más serio, estudiantes arrojaron basura en uno de los piletones.
Si bien no se ha registrado ningún acto de
vandalismo, incluso acciones como la de fotografiarse delante del
monumento despiertan el enojo de algunos familiares.
El alcalde Bloomberg se había referido el
año pasado a la posibilidad de recortar el triste ritual anual de la
lectura de los nombres de las víctimas, pero debió abandonar la idea
ante la negativa reacción de algunos de los familiares.
Esta tensión va a agravarse sin dudas
próximamente, una vez que el memorial se convierta en un lugar abierto
(hasta el momento es necesario obtener una entrada gratuita), con la
inauguración de los nuevos rascacielos del WTC.
A partir de ese momento la plaza arbolada
en torno de los piletones se convertirá seguramente en un lugar de pausa
de almuerzo y descanso para los oficinistas y empresarios que trabajan
en la zona, una perspectiva que horroriza a familiares de víctimas.
EEUU recuerda aniversario del 11-Septiembre en vísperas de elecciones presidenciales
Estados Unidos recuerda el martes el
undécimo aniversario de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en
Nueva York y Washington, los más sangrientos de su historia, con un
saldo de unos 3.000 muertos, en un acto marcado por la cercanía de las
elecciones presidenciales.
Si en 2011 la ceremonia en el sitio donde
se levantaban las Torres Gemelas contó con la presencia del presidente
Barack Obama, en medio del impacto por el décimo aniversario de los
ataques y la eliminación de Osama bin Laden en mayo de ese año, en esta
ocasión el acto tiene un perfil mucho más bajo.
El jefe de Estado y su esposa Michelle
Obama recordarán la tragedia en Washington con un minuto de silencio en
la Casa Blanca y una visita al Pentágono, donde se estrelló uno de los
cuatro aviones secuestrados por miembros de la red terrorista Al Qaida
en la mañana del 11 de septiembre.
Tras las convenciones demócrata y
republicana, en las que fueron designados oficialmente los dos
candidatos para los comicios presidenciales del 6 de noviembre, Estados
Unidos ha entrado en campaña electoral.
Ante sondeos que los muestran muy parejos,
ambos postulantes, el demócrata Obama y el republicano Mitt Romney,
recorren el país concentrándose en los estados indecisos, que sin dudas
resolverán las elecciones para uno u otro lado.
Siguiendo con las conmemoraciones del
martes, el vicepresidente Joe Biden viajará a Shanksville (Pennsylvania,
este) para rendir homenaje a las víctimas del vuelo 93 de United
Airlines, que cayó cerca de ese pueblo luego de que pasajeros y
tripulación se rebelasen contra los secuestradores.
En Nueva York, en tanto, donde dos aviones
se estrellaron contra las Torres Gemelas del World Trade Center (WTC),
dejando unos 3.000 muertos, la ceremonia tendrá lugar en el National
September 11 Memorial Plaza, inaugurado el año pasado en el lugar de los
ataques en el sur de Manhattan.
Como viene ocurriendo desde el primer
aniversario, familiares de las víctimas leerán en orden alfabético los
nombres de las personas fallecidas en los ataques de 2001 así como de
los 6 muertos en el atentado contra el WTC en 1993.
Habrá seis minutos de silencio, dos para
marcar los momentos en que los aviones se estrellaron contra las torres,
dos para recordar el derrumbe de éstas y otros dos para marcar el
momento del ataque al Pentágono y la caída del vuelo en Shaksville.
El alcalde de Nueva York, Michael
Bloomberg, encabezará la ceremonia, aunque no hay ningún discurso
previsto, indicaron el lunes a la AFP fuentes del ayuntamiento.
A medida que los años pasan, crece además
la tensión entre las familias de las víctimas, que ven al memorial de
Manhattan como un “lugar sagrado”, y el gran público, que se muestra
cada vez más dispuesto a dar vuelta a la página.
La policía, los agentes de seguridad y los
guias voluntarios se encargan de vigilar el respeto estricto de las
reglas de buena conducta en ese espacio arbolado, donde se construyeron
dos enormes piletones negros (para cada uno de los cimientos de las
Torres Gemelas) en cuyos bordes están labrados los nombres de las
víctimas.
Las medidas de seguridad buscan combatir a
lo que los familiares de los fallecidos ven como una falta de respeto,
por ejemplo el hecho de que algunos visitantes hagan un picnic en el
predio.
En junio pasado, en un incidente más serio, estudiantes arrojaron basura en uno de los piletones.
Si bien no se ha registrado ningún acto de
vandalismo, incluso acciones como la de fotografiarse delante del
monumento despiertan el enojo de algunos familiares.
El alcalde Bloomberg se había referido el
año pasado a la posibilidad de recortar el triste ritual anual de la
lectura de los nombres de las víctimas, pero debió abandonar la idea
ante la negativa reacción de algunos de los familiares.
Esta tensión va a agravarse sin dudas
próximamente, una vez que el memorial se convierta en un lugar abierto
(hasta el momento es necesario obtener una entrada gratuita), con la
inauguración de los nuevos rascacielos del WTC.
A partir de ese momento la plaza arbolada
en torno de los piletones se convertirá seguramente en un lugar de pausa
de almuerzo y descanso para los oficinistas y empresarios que trabajan
en la zona, una perspectiva que horroriza a familiares de víctimas.