La larga ausencia del mandatario venezolano y la puja dentro del PSUV para heredar su capital político abren el debate acerca de cuán fuerte puede ser un movimiento sin su líder.
Hace poco más de un mes, cuando Hugo Chávez anunciaba en cadena nacional la necesidad de una nueva cirugía por el cáncer y designaba a Nicolás Maduro como su sucesor en caso de quedar inhabilitado, pocos podían adivinar que ese escenario sería el que encontraría Venezuela el 10 de enero.
La ausencia absoluta del mandatario, debido a su frágil estado de
salud, y el paso ineludible del tiempo llevaron al chavismo y también a
la oposición a enfrentar una situación impensada el 7 de octubre: resolver la transición sin la presencia de Chávez.
Asamblea Nacional y Tribunal Supremo de Justicia
mediante, el oficialismo se aseguró la continuidad en el poder “por
tiempo indeterminado”. Pero ese compás de espera para una solución
institucional es, puertas adentro del PSUV, una carrera contrarreloj que
pone a prueba la fortaleza de un movimiento sin su único líder.
Infobae América consultó a analistas latinoamericanos acerca de si es posible o no la continuidad del chavismo sin la guía de Hugo Chávez.
Milos Alcalay, ex embajador de Venezuela en la ONU:
Ya comienzan a aparecer las dificultades de un “chavismo sin Chávez”,
lo que muestra que será difícil para su heredero designado, Nicolás
Maduro, o para otros dirigentes como Diosdado Cabello, Adán Chávez,
Elías Jaua, poder heredar la vehemencia de un dirigente carismático,
convertido en líder cuasi religioso, quien durante 14 años fue
consolidando un poder desmedido que le permitió afianzar su imagen a
través de una maraña política y social, agigantada por un grosero
despilfarro de petrodólares.
Esta ausencia de herederos que se da en Venezuela repercutirá en la región, tal como acertadamente escribe Mac Margollis en Newsweek
al pronosticar que “El Bolivarianismo no tiene futuro sin su líder”, lo
que redundara en el fin de la exportación del modelo en la etapa
postchavista.
Corina Yoris-Villasana, filósofa y profesora de la Universidad Católica Andrés Bello:
Si entendemos al chavismo como una suerte de movimiento político con
una clara ideología; diría no, no es posible. Es un cascarón vacío o,
cuando mucho, con alguna que otra corriente ideológica mezclada
groseramente, que no se sostendría sino por muy poco tiempo.
Si lo entendemos como el movimiento que representa un partido
político con un líder que alimentó las esperanzas de millones de
seguidores, con un discurso incendiario y unos seguidores movidos más
por la emoción que la razón, diría sí, sí existiría y, de hecho, está
presente.
Un país en donde el pensamiento mágico reina en un porcentaje
altísimo de la población y que sintoniza con el llamado emocional -pero
que también ha estado condimentado con verdades a puños- debe
encaminarse a superar esos estados que no son más que la expresión de
tribalismo político. Este es el reto que se presenta a la oposición.
Jose Vicente Carrasquero Aumaitre, politólogo venezolano:
El chavismo como movimiento político, sin duda alguna, va a continuar
después de una desaparición del presidente. Sin embargo, al no tener al
líder que garantizaba unidad de mando y unidad de criterio, tendrá
menos fuerzas para llevar a cabo el proyecto político. Aparecerán
tendencias internas que irán desvirtuando los propósitos iniciales y eso
hará que las acciones se vayan alejando de las metas que originalmente
tenía el presidente Chávez.
Alejandro Arbeláez, ex viceministro de Defensa de Colombia:
En el largo plazo, es difícil imaginar un proyecto político como el
llamado "Socialismo del Siglo XXI" sin la figura impulsora de Chávez y
su liderazgo de tipo carismático que todo lo concentra en su persona.
El proyecto del comandante-presidente depende en gran medida de la
presencia del caudillo y de los altos precios del petróleo. Ambos son
frágiles. Y el carisma y dinero que hoy hacen fuerte al modelo, al no
ser previsibles y sostenibles en el tiempo, se convierten en su
principal debilidad.
En el corto plazo, los herederos del chavismo tenderán a unirse para
poder sobrevivir y, para ello, exaltarán la figura de un Chávez mártir.
Pero en el largo plazo y por encima del proyecto político colectivo,
primarán los intereses personalistas de quienes hoy lo rodean, quienes
no pocas diferencias tienen y que sólo Chávez con su presencia aún
contiene.
José Carbonell, profesor de la Facultad de Derecho de la UNAM y articulista en Sin Embargo:
En caso de que Chávez desaparezca, se abriría un período de
inestabilidad política y social en Venezuela. Si bien el chavismo
actualmente acapara prácticamente todos los cargos del poder público en
ese país, sería cuestión de tiempo para que surjan disputas al interior
del movimiento.
Además hay que recordar que una oposición unida -como la que se
presentó en la última elección presidencial- casi derrota al propio
Chávez, por lo que no sería raro que pudiera vencer a un chavismo
carente de su principal guía. Y también que la situación económica en
Venezuela no es la mejor: de hecho, todo parece indicar que una crisis
económica importante –devaluación incluida- se encuentra a la vuelta de
la esquina. Dos elementos que crean un escenario que no es el mejor para
el chavismo.
Yorelis Acosta, psicóloga política y profesora de la Universidad Central de Venezuela:
El chavismo sin su líder no tendrá nunca la fuerza política que en
estos años, pero tenemos 14 años de un proyecto que ha establecido
fuertes lazos con la población a través de la renta petrolera, la dadiva
y la conexión emocional con Hugo Chávez, lo cual no va a desaparecer
rápidamente. El proyecto post Chávez tendrá una gran debilidad: no haber
permitido la formación de otros liderazgos.
Chávez también amalgama a la oposición. Así que una vez el mandatario
venezolano esté fuera del juego electoral, es posible su dispersión.
Ésta es uno de los grandes retos de la oposición. El otro es establecer
una conexión con el los seguidores chavistas, buscando superar la
relación clientelar (porque no tiene los recursos del Estado).
Patricio Navia, analista político chileno y profesor de la Universidad Diego Portales:
El chavismo sin Chávez va a terminar siendo como el peronismo sin
Perón en Argentina. Va a existir como actor político, pero
ideológicamente va a ser mucho más flexible. Así como el peronismo pudo
ser neoliberal con Carlos Menem y antineoliberal con Néstor y Cristina
Kirchner, el chavismo va a transitar entre una postura más pro militar y
una posición más a favor de la acción de masas.
Es muy temprano para saber cuál de las dos fuerzas va a imponerse
primero, pero da la impresión de que los militares están mejor
posicionados para quedarse con el espíritu del chavismo.
Luz Mely Reyes, periodista venezolana y directora del diario 2001:
Sí, es posible un chavismo sin Hugo Chávez. Por dos razones: el
oficialismo y sus aliados han desarrollado mecanismos de control
institucional que les permite la ejecución del Gobierno sin necesidad de
que esté el máximo líder. Y en cuanto a lo electoral, los resultados
del 16D confirman que mantienen la capacidad de movilización de la
maquinaria electoral.
En Venezuela hay un respaldo a las tesis de Chávez en el sentido de justicia social y redistribución de la renta petrolera.
Pero todo esto es posible mientras el presidente esté convaleciente.
Si los seguidores de Chávez están atentos a “los hijos” del mandatario,
es porque esperan que el máximo líder regrese.